¿Sensibilidad? ¿Locura? o ¿Ambas?
- Crónicas fragarias.
- 8 abr 2019
- 3 Min. de lectura

Estamos a 28 de Marzo, es un buen día para revisar y comprar algunos ejemplares en la librería que reside en la casa de la cultura ubicada en el centro de la ciudad, al salir, curiosamente veo un cartel con las actividades culturales agendadas para el mes de Marzo. Dentro de una hora comenzará “Noche de leyendas” en donde se llevará a cabo la narración de “Corazón delator” en el museo de la ciudad, ¿Por qué no ir? Es entonces que me dirijo con paciencia al lugar, puesto que el tiempo aún sobra, pero al llegar me percato de que en la entrada del lugar hay una fila, tras de la cual procedo a esperar, hacía un largo rato que no pisaba estas calles, por lo que siento algo de nostalgia, pero no me permito apreciar la zona más allá de la fachada del museo, luce bien conservada para ser del siglo XVIII. Durante la espera, varias personas dedican su tiempo al socializar con los demás interesados por el evento, familias y grupos de jóvenes son quienes esperan a que la orden de entrar sea dada por los encargados del ingreso de espectadores, por lo que después de un rato, me es posible entrar y tomar asiento, para ahí esperar aproximadamente media hora para que el evento de comienzo, pero la espera no es en vano, pues al tomar asiento, lo primero en notar, es un escritorio y una silla, en donde extrañamente, un hombre se encuentra sentado, con facciones similares a las de quien vi en la publicidad del evento, seguro será él quien protagonice la función, supuse.

Es extraño, pues las sonrisas sutiles, cambios de pose, tics y demás maneras extrañas de contorsionarse ante el público, hacen difícil el siquiera retirar la mirada de él por tan solo unos segundos, además viste una pijama blanca, como si de un niño se tratase. Comienza la narración, acompañada de algunos efectos de sonido e iluminación generando una atmósfera que me atrapa dentro de la historia contada por aquel sujeto. Su vestuario comienza tomar sentido, al narrar en primera persona y como si se tratase de un niño que desarrolla gran parte de su historia en un ambiente nocturno, aunque es confuso, pues en ningún momento expresa su edad o la relación existente con el personaje secundario. Sus signos de locura, traducen el miedo, el dolor y la desesperación contada por el personaje, más los golpeteos y gritos que me estremecen de manera espontánea repetitivamente. Me parece interesante el imaginar el cómo el ser visto por un ojo invidente puede ser capaz de acabar con la cordura de una persona, llevándolo a medidas un tanto extremistas. Además, me saca de quicio el cómo justifica sus extravagancias con comentarios como “Es culpa de la agudeza de mis sentidos”. ¡Rayos! Es jodidamente bueno interpretando cada sentimiento que la narración demanda, por lo que me encuentro sumamente fascinado por el trabajo que él realiza en compañía de quien controla la iluminación y el audio, por lo que lo admito, siento de aquel momento, algo real, en donde no existo yo ni cada uno de los integrantes del público, siendo nada más y nada menos que él, a través de nuestras mentes, como si de algún recuerdo se tratase, un recuerdo obligado a atormentarme por el resto de mi existencia, al menos dentro de aquel lugar, irónico, ¿no? Por lo que es increíble, el tan solo imaginar lo que se puede lograr con unos minutos de narración que estimulen tus sentidos, y más aún a sabiendas de que a pesar de la atmósfera predominante en aquel lugar, entre esas 4 paredes se quedará.

Es entonces, que él asesina a aquel hombre parcialmente invidente, de manera repugnante y con una sonrisa paranoica en el rostro, tras una euforia provocada al escuchar el ruido frustrante de lo que parece ser el palpitar de un corazón, está loco, y por lo que veo, aún no se ha dado cuenta de ello, pareciera que el sujeto saltaría en cualquier instante encima de del público, pero es cierto, se trata de una función, es curioso, pues quizás si no supiera de lo que se trata, apuesto a que habría una gran probabilidad de ser lograda la persuasión en su máximo esplendor, fascinante ¿no? Por lo visto antes, es notorio el como aquel palpitar juega un papel importante, mostrando así lo más enfermizo de aquel sujeto.
Bueno, apuesto a que de más está el afirmar lo impresionado que me he sentido, pues seguro en lo anteriormente narrado, lo he dejado claro como el agua, por lo que sin duda alguna, volvería a tener el privilegio de apreciar una representación como aquella, ante lo cual, me siento en la necesidad de invitarles a sentir aquella enriquecedora experiencia.
Comments